Antropología de la vocación; ejemplos desde la Creatividad


Comentario a partir del Artículo de Stefano Fontana sobre la antropología de los deberes (de la vocación)

Es importante aclarar ¿cuál es la diferencia entre una antropología de la vocación y una antropología del deseo? en un primer momento es importante establecer que son contrapartes y que esta contraparte se evidencia principalmente en su esencia, desde dónde surgen y hacia dónde van.

La antropología de la vocación lleva hacia la plenitud de la persona y por lo tanto hacia su trascendencia, la antropología de la vocación responde un verdadero humanismo y finalmente a un llamado, sin implicar cuestiones morales, esta es la que se ejecuta cuando el corazón, en el sentido antropológico, se involucra de una manera que la persona reconoce la plenitud en la respuesta al llamado autónomo que corresponde a su dignidad y respeta el bien común.

Esta antropología de la vocación se refiere al momento en el que el ser humano se olvida de la parte egocéntrica y se preocupa por él sí; por lo tanto estamos hablando de una antropología qué significa “estar a disposición de…” es decir en razón del otro y no de lo propio.
“NO SOMOS UNA ISLA”
Todos estamos unidos por el amor, por el pensamiento, por la vida.
A veces, es sólo un amor, un pensamiento y una vida que ofrecemos a los demás, sin recompensa alguna.
Únicamente el egoísta puede decir que está solo.
Solo... porque ha renunciado a amar y a ofrecerse a los otros.
Solo... porque ha hecho de su vida una isla.[1]

Por su lado la antropología del deseo habla de una sociedad modernista alienada que en el sentido egocéntrico se determina así misma con autonomía propia, en lugar de “estar a disposición de…”, hablemos de “tener disposición de…” y por lo tanto se deriva de esta un derecho, “el derecho a...”, en un México egoísta podríamos compensar el deterioro social con derechos que se quedan en la ley orgánica y debido a la corrupción y a múltiples factores de detrimento social no llegan a engrandecer la humanidad mexicana, en una declaración de lo que debería ser una persona desde el deber, propio de la antropología de la vocación.

Por ejemplo desde el ámbito de la creatividad se debería decir que:
·         En lugar de crear un derecho a un salario mínimo más “digno” para “superar la crisis económica” es mejor, crear escenarios humanos propios del deber para con el otro y la producción humana verdadera, en pro de la comunidad.
·         Como contraparte de crear un derecho a la nacionalidad, para “recuperar la identidad nacional”, es más adecuado, promover el responsabilizarse del país que tenemos y nuestro deber para con la nación.
·         Cambiar la lucha legal por los derechos de autor que destaquen la “generación ideas” o la producción tecnológica de patentes, por crear un deber que dignifique desde la educación, la formación de jóvenes talentos y el respeto por la creación del otro, con veracidad y respondiendo a la naturaleza creativa de ser humano.
·         Dejar de concentrarse en el derecho al voto para “decirle «no» al paternalismo”, y en su lugar propiciar la iniciativa social y la innovación nacional, desde el estar a disposición de…la ciudadanía.

En este caso tendríamos que dejar muy en claro ¿cuál es la diferencia entre el derecho y el deber? por su lado cuando hablamos del derecho, hablamos de una posibilidad infinita, ilimitada; en cambio el deber es limitado porque depende del hombre.

Aunque en la cultura moderna el derecho se ve limitado también por el egoísmo; mientras el derecho se trata de recibir, el deber se trata de dar, por lo tanto el derecho percibe un ser pasivo un ser del “sí” y el deber un ser que moviliza, un ser del “no”

El deber responsabiliza, el derecho implica el recibir. El derecho divide y el deber une; el derecho habla de una responsabilidad heterónoma, es decir que depende de una jerarquía superior que no implica un pensamiento crítico y que aún las personas no tienen la posibilidad de decidir por sí mismas; por su parte el deber fomenta una moralidad autónoma donde la persona toma sus propias decisiones porque se mueve hacia la verdad y es parte de la propia naturaleza del ser humano.

El derecho mueve hacia la libertad por lo tanto podemos notar entre estos dos elementos derecho y deber; una asimetría.

Sin embargo el derecho a ser yo mismo se vuelve un deber, en palabras de Virginia Satir, destacada psicóloga del enfoque sistémico:[2]

“En todo el mundo, no hay nadie exactamente como yo.
Hay personas que tienen algunas partes en que se parecen a mí, pero nadie es idéntico a mí.
Por lo tanto, todo lo que sale de mí es auténticamente mío porque yo solo lo elegí […] Tengo los instrumentos para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productivo, y para hacer sentido y sacar del mundo las personas y cosas ajenas a mi…”

Como aclaración del texto anterior, es importante destacar que el ser yo, no significa bastarme a mí mismo, por el contrario, significa saber que nosotros no dependemos de nosotros mismos, sino de un tercero, superior, infinito, esta trascendencia es constitutiva del yo en el sí; él sí que es consciente y por lo tanto sigue el llamado de la vocación. Este sí que se promueve a través de un diálogo con nosotros mismos y que por lo tanto enriquece el diálogo con los demás.

La modernidad asigna a la naturaleza humana la autosuficiencia para construirse a sí misma; pero la dignidad de la persona se constituye en el responder al llamado y la superioridad de la vocación sobre el deseo y eso es lo que llamamos: “antropología de la vocación”


[1] Anónimo
[2] Satir, V. (2005) Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Pax. Mex., México, D. F.


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