En esta ocasion les comparto un analisis sobre los Obstaculos de la Creatividad Mexicana realizado por una de mis alumnas mas destacadas de la materia de CREATIVIDAD APLICADA, a la cual tengo el orgullo de presentar:

Michelle Ivonne Salcedo Cázares, estudiante de Comercio Internacional en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Actualmente cursa el séptimo semestre y sus principales áreas de interés en su carrera son logística, aduanas y comercio electrónico.
Encuentra también muy interesantes temas tales como educación, política, religión y humanismo.

Obstáculos de la creatividad mexicana

Hablar de un solo obstáculo a la creatividad del mexicano es algo sumamente difícil, pues el problema del rezago en creatividad no puede limitarse a una sola variable ni puede haber una jerarquía entre dichas variables, ya que todas interactúan al mismo tiempo, hacen del problema una medusa, por lo que no puede atacarse un solo punto a la vez, sino que hay que encontrar una solución integral. Si trata de combatir un solo problema a la vez, se corre un gran riesgo de que el progreso logrado sea atacado por las otras limitantes que aún están pendientes. Entre estas, se encuentran:

El malinchismo que, en pocas palabras es, la preferencia que se tiene por lo extranjero en lugar de lo nacional. Esto implica de alguna manera un acto de traición a lo propio de la nación e incluso a uno mismo… y va muy relacionado con lo que Octavio Paz llama “ningunearse”, es decir, hacerse nadie en presencia de personas “superiores”.
Esto comenzó a arraigarse en nuestra cultura desde el tiempo de la Colonia, cuando los españoles lograron someter a todas las culturas nativas del territorio. La psicología del mexicano está muy bien explicada en “El laberinto de la soledad”, obra del escritor ya mencionado. En el apartado “Los hijos de la Malinche”, la premisa principal de Paz es que el mexicano no se deja ser. Algunos de los puntos que la sustentan son los siguientes:
• El mexicano se segrega a sí mismo.
• Atrae y repele a los extraños.
• El capitalismo lo ha despojado de su naturaleza humana.
• Es un problema para otros mexicanos y para sí mismo.
Además, señala que las circunstancias históricas explican su carácter y éste las explica a ellas, al igual que lucha contra su propio pasado y lo reniega, y los siglos de dominación lo han vuelto demasiado receloso.
Hoy en día todavía sufrimos los efectos o “traumas” que la colonización dejó en la cultura. A pesar de ser una nación con 200 años de independencia, el malinchismo se sigue practicando a diestra y siniestra. Lo podemos ver en cosas tan sencillas como las preferencias musicales, el seguimiento de modas, la distorsión del lenguaje al adoptar modismos propios de otras culturas, la fuga de cerebros, la preferencia por empleados extranjeros, la adquisición de bienes de importación…
Se tiene una enorme desconfianza por todos los bienes y servicios producidos por empresas nacionales, argumentando que su calidad no es muy buena o que no están a la vanguardia.

En parte esto es cierto. Y mucho tiene que ver la política de Sustitución de Importaciones aplicada por el gobierno mexicano entre los años 1940 y 1971, aproximadamente. Las reformas económicas aplicadas tuvieron buenos efectos a corto plazo, se logró un desarrollo industrial, pero las consecuencias de cerrar las puertas a los productos extranjeros no fueron favorables a largo plazo: debido a que la industria mexicana estaba libre de competencia foránea, llegó un punto en que se estancó y ya no se preocupó por producir bienes de calidad a buen precio, sino que se durmió en sus laureles y comenzó a producir bienes de calidad mediocre y a precios altos. Las empresas no se preocuparon por incrementar su competitividad, por eso la desconfianza del consumidor alcanzó niveles muy altos.

Esta desconfianza hacia lo nacional se generalizó entre los mexicanos y se extendió incluso a niveles intrapersonales. Muchos mexicanos carecen de confianza en sí mismos y en sus ideas, comparándolas con las de extranjeros, temiendo al fracaso, sin llevarlas siquiera a cabo. A esto se le puede sumar las consecuencias de la corrupción de las autoridades... el dinero recaudado por los organismos fiscales se destina a causas sin sentido (un ejemplo es el exceso de burocracia), en vez de fomentar la educación, la ciencia, la investigación... esto propicia lo que Octavio Paz llama la “falta de instrumentos intelectuales” y como consecuencia, la tendencia a imitar acciones llevadas a cabo por países como Estados Unidos y los del continente europeo.

Estos y otros elementos como la flojera, la apatía, la falta de motivación, la falta de fe en uno mismo y en los demás, hacen que el mexicano ponga poco esfuerzo en pensar por cuenta propia y se esconda, junto con sus ideas, bajo máscaras.

Como puede verse, contrarrestar el problema requerirá no una, sino varias soluciones integrales. En mi opinión, el paso más fundamental está en la educación: los sistemas educativos deberían fomentar la imaginación, la participación y el entusiasmo necesarios para crear alumnos autodidácticos, con iniciativa y sin temor de llevar a cabo ideas nuevas. Por otro lado, haría falta también fomentar el nacionalismo; pero el verdadero, no únicamente el del 16 de septiembre y el 20 de noviembre.
El verdadero amor a la patria lo debemos expresar promoviendo el trabajo para el desarrollo de la nación y el mejoramiento de nuestra sociedad, en vez de suspender labores en días feriados cuya razón ni siquiera conocemos bien de fondo.

A su vez, deberíamos unirnos como nación y juntos afrontar el reto de demostrarnos a nosotros mismos que somos igual de capaces que los demás países; antes de preferir consumir sus productos, darle la oportunidad a los nuestros y elegir en base a un juicio bien elaborado, sustentado por algo más que paradigmas.

Como sociedad, en lugar de detenernos a señalar culpables de las desgracias y el atraso del país, debemos avanzar, ser proactivos, y ocuparnos en lugar de preocuparnos por tener un presente y un futuro mejor.

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